EL PODER DE LA BELLEZA.
Leonardo Díaz
Astrólogo Metafísico.
Al acercarnos a la belleza estamos sintonizándonos con la vida es su máxima manifestación.
Los humanos amamos la belleza en toda la naturaleza, la copiamos y la representamos en nuestra vida cotidiana.
Nuestro instinto nos hace buscar la belleza, copiamos el hermoso plumaje de las aves y las flores, nos vestimos de colores, nos maquillamos y adornamos, nos embellecemos.
El ser humano ama la belleza y desea poseer lo bello y esto se debe a que la belleza nos recuerda el estado original y esencial de la vida en los planos superiores, reinos de excelsa belleza.
La belleza, en el mundo de las formas es una manifestación de la belleza de la mente divina que todo lo manifiesta en geometría perfecta.
La belleza se vuelve medio de curación cuando la internalizamos. La respiramos, la colocamos dentro de nosotros y nos llenamos de ella.
La belleza nos eleva espiritualmente, eleva la vibración y sana los ambientes. La belleza es un reino de aspiración espiritual.
Todo lo hermoso, cuando lo internalizamos, nos eleva hacia los planos superiores de la existencia. La belleza es un ideal de realización. El amor es una manifestación de la belleza en el ser humano. Los griegos y todas las culturas que florecieron amaron y rindieron culto a la belleza.
Con el renacimiento se expresó la aspiración humana al reino de la belleza, convirtiéndose en una edad de oro para la humanidad. Esa edad de oro debe volver a manifestarse en un nuevo ciclo, donde humanidad y el planeta se elevarán hacia los reinos de la belleza.
La belleza debe ser motivación primerísima en la educación. La belleza trae con ella la sensibilidad y el desarrollo espiritual y la expansión de la conciencia.
En los hospitales y centros de salud deben existir manifestaciones que armonicen los ambientes e inspiren a los pacientes. Elementos decorativos que expresen la belleza, que eleven los estados energéticos de los pacientes.
Las funerarias deben cambiar la cultura de lo sobrio y lo tenebroso por manifestaciones de belleza, incluso abolir la tenebrosa marcha fúnebre por música que eleve el espíritu a los reinos de la belleza.
Los grandes pintores, escultores, arquitectos, músicos, poetas, están presente en la expresión del arte como manifestación espiritual. Sus obras elevan y transforman la consciencia.
La belleza es simple, sencilla, compresible por naturaleza, ya que es esencia, es la manifestación en nuestro mundo de los planos superiores y al contemplarla reflejada nuestra propia herencia divina.
Amamos la belleza porque nos revela la belleza de nuestro patrimonio divino.
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